Chamaram-nos a atenção para a reportagem «La crisis del euro en el espíritu de Europa» que pode ler na semana.com. Algumas passagens:
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Para entender por qué una región tan admirada por su cultura hoy se precipita por un desbarrancadero sin fondo, hay que mirar al pasado. Europa no solo es un baluarte del pensamiento moderno, sino el nido de las artes y las letras de Occidente. Conscientes de ello, en 1992 las naciones que firmaron el Tratado de Maastricht para sellar el nacimiento de la Unión Europea (UE) declararon como objetivo primordial la protección de la diversidad cultural. Según el Departamento de Cultura de la Comisión Europea -consultado por SEMANA-, hasta hoy Bruselas ha invertido más de 400 millones de euros en cultura y ha apoyado a más de 1.000 organizaciones en los 27 países de UE.
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Portugal, República Checa e Irlanda ya vienen sometiendo desde hace años al sector cultural a violentos recortes. En Portugal, la situación es especialmente grave. Muchos jóvenes artistas se sienten desamparados desde que el gobierno del conservador Pedro Passos Coelho suprimió el Ministerio de Cultura y redujo el presupuesto para el sector a 180 millones de euros, poco más que el de una ciudad alemana. Uno de ellos, Francisco Marcus, un poeta de 24 años que se gana la vida como mesero y que fundó un movimiento de protesta llamado Orfeo, le dijo a SEMANA: "Nos tratan como parias. Hasta gente premiada en festivales internacionales está cruzada de brazos porque no hay dinero". Cineastas y actores de teatro, los más afectados, llevan días protestando frente al Parlamento. Y la semana pasada, activistas colgaron mensajes en las sedes de algunos bancos: "Estamos hartos del irrespeto, la humillación y el desprecio hacia la cultura".
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Portugal, República Checa e Irlanda ya vienen sometiendo desde hace años al sector cultural a violentos recortes. En Portugal, la situación es especialmente grave. Muchos jóvenes artistas se sienten desamparados desde que el gobierno del conservador Pedro Passos Coelho suprimió el Ministerio de Cultura y redujo el presupuesto para el sector a 180 millones de euros, poco más que el de una ciudad alemana. Uno de ellos, Francisco Marcus, un poeta de 24 años que se gana la vida como mesero y que fundó un movimiento de protesta llamado Orfeo, le dijo a SEMANA: "Nos tratan como parias. Hasta gente premiada en festivales internacionales está cruzada de brazos porque no hay dinero". Cineastas y actores de teatro, los más afectados, llevan días protestando frente al Parlamento. Y la semana pasada, activistas colgaron mensajes en las sedes de algunos bancos: "Estamos hartos del irrespeto, la humillación y el desprecio hacia la cultura".
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Europa, sin embargo, lucha en la medida de sus posibilidades. Según un estudio de Lab for Culture, nueve naciones no solo se rehusaron a reducir los fondos de la cultura, sino que incluso los aumentaron. En Francia, donde ir a la ópera es un derecho fundamental, en 2011 la polémica por posibles recortes llegó hasta a las campañas presidenciales y obligó a socialistas y conservadores a elogiar la política de 'llave abierta' para las artes. Alemania ha elevado el presupuesto cultural por quinto año seguido. Y ante el desespero, algunos como Finlandia y el propio Reino Unido hoy destinan al sector las ganancias de la lotería. Expertos como el multimillonario alemán Nicolas Berggruen proponen un nuevo modelo según la tradición estadounidense: el mecenazgo y la filantropía.
Pero la amargura es generalizada. En entrevista con SEMANA, Petros Markaris, uno de los autores más famosos de Grecia, se refirió a una "brutalización del día a día para artistas e intelectuales". Y añadió: "Esta crisis es novedosa porque no ha gestado genios ni causado una revolución artística". En un reciente libro, el intelectual alemán Hans-Magnus Enzensberger también extraña "nuevas visiones o una revolución". Y tan desolador es el ambiente que hasta viejos sabuesos como el Nobel alemán de literatura Günter Grass han elevado su voz. En su más reciente poema titulado La vergüenza de Europa vapulea a su continente no solo por considerar la posibilidad de expulsar a Grecia de la zona euro, sino por estar perdiendo su propia esencia. "Sin ese país te marchitarás, / Europa, privada del espíritu / que un día te concibió"».
Pero la amargura es generalizada. En entrevista con SEMANA, Petros Markaris, uno de los autores más famosos de Grecia, se refirió a una "brutalización del día a día para artistas e intelectuales". Y añadió: "Esta crisis es novedosa porque no ha gestado genios ni causado una revolución artística". En un reciente libro, el intelectual alemán Hans-Magnus Enzensberger también extraña "nuevas visiones o una revolución". Y tan desolador es el ambiente que hasta viejos sabuesos como el Nobel alemán de literatura Günter Grass han elevado su voz. En su más reciente poema titulado La vergüenza de Europa vapulea a su continente no solo por considerar la posibilidad de expulsar a Grecia de la zona euro, sino por estar perdiendo su propia esencia. "Sin ese país te marchitarás, / Europa, privada del espíritu / que un día te concibió"».
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